Por Julio Ortega Fraile
Sr. Zapatero: No es la primera carta que le dirijo y algo me dice que la presente, al igual que las anteriores, tampoco llegará a sus manos.
Sr. Zapatero: No es la primera carta que le dirijo y algo me dice que la presente, al igual que las anteriores, tampoco llegará a sus manos.
Sin embargo en esta ocasión hay una diferencia con respecto a las otras: si en aquellas le trasladaba deseos, reivindicaciones y quejas, ahora me permito hacerle partícipe de una serie de sugerencias con la mejor de las intenciones, ya que consciente de que su ajetreada vida política no le permite reparar siempre en pequeños detalles, me propongo informarle de una serie de cuestiones que pueden contribuir a enriquecer sus escasos ratos de ocio y facilitarle asuntos cotidianos de ámbito doméstico.
Empecemos por su perro que, a decir verdad, no sé si lo conserva todavía o el pobre animal no pudo soportar la utilización que de él se hizo por parte de la oposición a cuento de la negativa de los trabajadores de La Moncloa a pasearlo. Bueno, pues mi primer consejo es que revise concienzudamente el recinto en el que permanece el can y se asegure de que no puede escaparse. Yo se lo digo porque en el caso de que en un descuido se vaya existen tres posibilidades que tal vez desconozca centrado como está en su ardua labor de gobernar: la primera es que muera atropellado. La segunda pasa porque algún individuo lo atrape, le ate las patas, le rompa las costillas con una barra de hierro y luego le corte las patas delanteras; si Vd. quiere recuperar su cuerpo en ese caso tal vez tenga que descolgarlo del árbol en el que haya sido finalmente ahorcado o extraerlo del interior de un saco, que a su vez habrá sido arrojado al fondo de algun pozo; tratándose de un perro propiedad del Presidente no lo sé, si es el de un camarero o el mío, el autor de los hechos lo único que perderá será un par de horas declarando ante el juez. Y la tercera opción es que sea capturado y llevado a una perrera municipal; en ese caso ha de darse mucha prisa Sr. Zapatero, porque si no lo reclama rápido le pondrán una inyección y su querido perro morirá tras quince o veinte minutos de agonía, siguiendo por supuesto el protocolo aprobado para estos casos en casi toda España. Yo espero sinceramente que nunca le ocurra algo así, pero si sucede entonces le aconsejo que se haga con otro; el nuevo no lo adopte en alguna protectora, que son sitios muy tristes, donde no los matan pero la decoración deja mucho que desear, y es que al no recibir ninguna ayuda apenas les llega para dar de comer a los animales y pagar al veterinario, es mejor que acuda a una tienda de venta de animales que estarán encantado de atender a un cliente tan ilustre, allí escoja uno de esos que exhiben en los escaparates como si fueran croissants, de ese modo estará contribuyendo a la economía del País, porque el tráfico de animales y su cría para la venta mientras muchos mueren sacrificados, producen sustanciosos beneficios a unos cuantos.
Vayamos con otro consejo. Tengo la impresión de que su esposa no dispone en su ropero de ningún abrigo de piel auténtica, pero si quiere tener con ella el hermoso detalle de regalarle uno anímese que es sencillo. Yo le explico: tiene donde escoger porque ya sólo en Galicia hay unas cincuenta granjas en las que se crían visones y zorros con la única función de convertirse en suntuosas prendas; puede elegir la textura del pelo y el color yendo a visitarlas; verá a esa materia prima con vida encerrada en las jaulas en las que permanecen desde que nacieron y de las que saldrán el mismo día en que sean despellejados, proceso que les pilla unas veces muertos y otras sólo aturdidos, ya que no siempre son fulminantes los efectos de los electrodos que les introducen, uno por la boca y el otro por el ano, o los del monóxido de carbono con el que los gasean. Bueno, lo importante es que les arranquen la piel aunque puedan sentirlo, ya morirán al cabo de un rato, y de ese modo poder confeccionar preciosos abrigos para dejar bien alto el pabellón de la moda española de lujo.
Como buen padre Sr. Zapatero imagino que querrá llevar a sus hijas al circo. No hay problema, los tiene permanentes o ambulantes en gran número de ciudades y pueblos de nuestro País. Tal vez después de la función y debido a su prestigiosa condición, le permitirán visitar a los animales "artistas" en sus habitáculos; pero tenga precaución con el olor ya que a menudo duermen sobre sus propias heces. Si lo solicita seguro que no tienen inconveniente en dejarle asistir a una sesión de entrenamiento, con sus correspondientes golpes, electrocuciones, administración de drogas y castigos, muchos castigos, que ya se sabe que a veces los elefantes se niegan a montar en bicicleta o los leones a saltar a través de un aro con fuego. Si ve a algún animal ya viejo o enfermo para efectuar sus números circenses, pregunte a qué coto de caza va a ser vendido para que lo utilicen como blanco.
Y dígame Sr. Presidente, ¿utilizan productos farmacéuticos, de limpieza o cosméticos en Moncloa?, sin duda que lo hacen. Pues quiero que esté muy tranquilo por su seguridad al emplearlos, ya que sepa que muchos de ellos habrán sido testados en animales, pero no una o dos veces, sino de forma continuada, no vaya a ser que la misma lejía que ayer se comprobó que le producía quemaduras internas a un beagle al obligarle a ingerirla hoy tenga efectos diferentes. Para que Vd., su familia y todos los españoles no alberguemos temores, hay miles de animales sometidos a los mismos experimentos todos los días con los mismos productos. Sus quemaduras, mutilaciones, intoxicaciones, deformaciones, traumatismos, hemorragias o cegueras inducidas, su sufrimiento prolongado y repetitivo y al final, su muerte prácticamente inevitable, nos garantizan a las personas que beber amoniaco, tragarse un tubo de dentífrico, echarse ácido en los ojos o despistes parecidos, es altamente nocivo. Y para mayor seguridad en España seguimos utilizando animales, que aparte de mantener el negocio de tráfico con los mismos una vez más y de asegurarse becas, subvenciones y publicaciones, no tenemos que echar mano de los bancos de datos existentes, de las simulaciones, de los modelos mecánicos, del cultivo de células y tejidos, del uso de placenta humana, etc. No vaya a ser Sr. Zapatero que digan por ahí que en España no somos una Nación puntera en investigación. Así que ya sabe, utilice tranquilo el champú, el aceite aflojatodo y las pastillas para el dolor de cabeza, que ayer, hoy y mañana, hay perros, gatos, conejos, monos, ratones y muchos más animalitos, dispuestos a sacrificarse por mantener el negocio de la experimentación.
De caza y de corridas de toros no hará falta que le cuente nada; supongo que de una y otras está informado de primera mano por el Sr. Bermejo, gran cazador y por el Sr. José Blanco, notable aficionado taurino, incluso por Su Majestad si me apura, que nuestro Monarca sabe y disfruta de ambas. Por no aburrirle yo que le hablen ellos de cómo se remata a un jabalí, lo que tarda en morir un venado, qué le ocurre a un perro de agarre cuando la presa le abre el vientre, del número de animales que huyen a tres patas después de dejarse una en un cepo, de la cifra de personas que cada año mueren por accidentes de caza, o de cómo se le "prepara" al toro antes de salir a la plaza, cuántos centímetros entra la pica en su cuerpo y cómo es el movimiento de "mete-saca", el proceso del ahogamiento del toro en su propia sangre cuando le atraviesan los pulmones, o cuando se le corta la oreja estando todavía vivo pero inmovilizado con la médula seccionada. Que ellos le pongan al día porque son costumbres y prácticas fundamentales en la cultura española, protegidas y subvencionadas por su Gobierno.
Y hablando de tradiciones, ya que apenas dispone de tiempo Sr. Zapatero, creo que debería ordenar que se trasladase un equipo de filmación con cámara oculta a localidades como Coria, Manganeses, Medinaceli, Benavente, Tordesillas, Galápagos, Tenerife y otras muchas. Digo oculta porque los afables participantes de las entretenidas actividades con animales que se celebran en todos estos lugares, si ven a su gente rodando puede que les rompan las cámaras y la cara también, como ya ha ocurrido en varias ocasiones. Pero pienso que es necesario que Vd. disponga de un documento gráfico de estas alegres muestras de folclore, así sabrá cómo se destina dinerito a través de los Ayuntamientos y Juntas para que un toro sea alanceado, se le corten los testículos, se le abrase, se le pegue un tiro después de arrastrarlo por las calles, dos gallos se peleen, una pava sea arrojada desde un campanario después de haberle roto un ala, o unos mozos se cuelguen del cuello de un ganso atado por las patas a una cuerda, entre otras muchas modalidades de diversión de los españoles que emplean animales y se transmiten a los niños como necesarias y educativas, que son "Patrimonio histórico – cultural", justo el término que se emplea en la Ley de Protección de Animales de muchas Comunidades que prohibe su maltrato o provocarles sufrimiento, pero para establecer como excepción las que entren en esa categoría, que entre tradición y dolor no hay duda, el segundo ha de estar al servicio de la primera.
¿Comen tortillas en La Moncloa?. Qué suculento ese plato tan típico y tan español, ¿verdad?. Con su patata, su cebolla y sus huevos, obtenidos de unas gallinas metidas a presión en una jaula, con el pico cortadito para que no se agredan trastornadas por el encierro, la falta de espacio y los ciclos naturales alterados, dedicadas toda su vida a poner huevos y que así podamos degustar y presumir de una receta tan nuestra. ¿Y qué me dice del foie-gras?, delicioso sin duda, y que bien que lo podamos adquirir sin problema en cualquier supermercado; no podía ser de otro modo con ese hígado de oca o de pato aumentado diez veces su tamaño normal, gracias a una depurada técnica de engorde hepático conseguida a base de introducir un tubo en el cuello del animal y suministrarle comida de un modo forzado. Todo sea por una gastronomía nacional con cinco estrellas.
Bueno Sr. Zapatero, que no quiero cansarle, así que ya me despido después de transmitirle estos consejos y consideraciones que espero que le sirvan de ayuda. Tengo que confesarle que me siento orgulloso de tener un Presidente que mantiene tan edificantes costumbres, negocios, tratamientos y actividades, que las apoya con dinero público y que deja la Ley tal y como está para que nada cambie. Tuvo un desliz en la Campaña de las Generales hablando de la creación de una Ley de Protección Animal, pero menos mal que ya recapacitó y la borró de su agenda de promesas.
Tal vez algún día llegue al Poder un Gobierno que prohiba causar sufrimiento a los animales, que castigue con dureza a los que cometan tales actos, que no permita su tortura y muerte como forma de diversión y los considere sujetos de derecho y no objetos. Quizás decida que maltratarlos no es signo de cultura ni una forma tolerable de entretenimiento. Muchas personas agradecerán tal valentía y toda la Sociedad habrá ganado en ese momento, pero no se preocupe Sr. Presidente, que vista su trayectoria Vd. no tendrá que soportar muestras de gratitud por este motivo. Siga gobernando para algunos hombres y que su embrutecimiento no le atormente; los animales no merecen su tiempo ni su atención, ya hace bastante dedicando parte de los presupuestos a su padecimiento.
Empecemos por su perro que, a decir verdad, no sé si lo conserva todavía o el pobre animal no pudo soportar la utilización que de él se hizo por parte de la oposición a cuento de la negativa de los trabajadores de La Moncloa a pasearlo. Bueno, pues mi primer consejo es que revise concienzudamente el recinto en el que permanece el can y se asegure de que no puede escaparse. Yo se lo digo porque en el caso de que en un descuido se vaya existen tres posibilidades que tal vez desconozca centrado como está en su ardua labor de gobernar: la primera es que muera atropellado. La segunda pasa porque algún individuo lo atrape, le ate las patas, le rompa las costillas con una barra de hierro y luego le corte las patas delanteras; si Vd. quiere recuperar su cuerpo en ese caso tal vez tenga que descolgarlo del árbol en el que haya sido finalmente ahorcado o extraerlo del interior de un saco, que a su vez habrá sido arrojado al fondo de algun pozo; tratándose de un perro propiedad del Presidente no lo sé, si es el de un camarero o el mío, el autor de los hechos lo único que perderá será un par de horas declarando ante el juez. Y la tercera opción es que sea capturado y llevado a una perrera municipal; en ese caso ha de darse mucha prisa Sr. Zapatero, porque si no lo reclama rápido le pondrán una inyección y su querido perro morirá tras quince o veinte minutos de agonía, siguiendo por supuesto el protocolo aprobado para estos casos en casi toda España. Yo espero sinceramente que nunca le ocurra algo así, pero si sucede entonces le aconsejo que se haga con otro; el nuevo no lo adopte en alguna protectora, que son sitios muy tristes, donde no los matan pero la decoración deja mucho que desear, y es que al no recibir ninguna ayuda apenas les llega para dar de comer a los animales y pagar al veterinario, es mejor que acuda a una tienda de venta de animales que estarán encantado de atender a un cliente tan ilustre, allí escoja uno de esos que exhiben en los escaparates como si fueran croissants, de ese modo estará contribuyendo a la economía del País, porque el tráfico de animales y su cría para la venta mientras muchos mueren sacrificados, producen sustanciosos beneficios a unos cuantos.
Vayamos con otro consejo. Tengo la impresión de que su esposa no dispone en su ropero de ningún abrigo de piel auténtica, pero si quiere tener con ella el hermoso detalle de regalarle uno anímese que es sencillo. Yo le explico: tiene donde escoger porque ya sólo en Galicia hay unas cincuenta granjas en las que se crían visones y zorros con la única función de convertirse en suntuosas prendas; puede elegir la textura del pelo y el color yendo a visitarlas; verá a esa materia prima con vida encerrada en las jaulas en las que permanecen desde que nacieron y de las que saldrán el mismo día en que sean despellejados, proceso que les pilla unas veces muertos y otras sólo aturdidos, ya que no siempre son fulminantes los efectos de los electrodos que les introducen, uno por la boca y el otro por el ano, o los del monóxido de carbono con el que los gasean. Bueno, lo importante es que les arranquen la piel aunque puedan sentirlo, ya morirán al cabo de un rato, y de ese modo poder confeccionar preciosos abrigos para dejar bien alto el pabellón de la moda española de lujo.
Como buen padre Sr. Zapatero imagino que querrá llevar a sus hijas al circo. No hay problema, los tiene permanentes o ambulantes en gran número de ciudades y pueblos de nuestro País. Tal vez después de la función y debido a su prestigiosa condición, le permitirán visitar a los animales "artistas" en sus habitáculos; pero tenga precaución con el olor ya que a menudo duermen sobre sus propias heces. Si lo solicita seguro que no tienen inconveniente en dejarle asistir a una sesión de entrenamiento, con sus correspondientes golpes, electrocuciones, administración de drogas y castigos, muchos castigos, que ya se sabe que a veces los elefantes se niegan a montar en bicicleta o los leones a saltar a través de un aro con fuego. Si ve a algún animal ya viejo o enfermo para efectuar sus números circenses, pregunte a qué coto de caza va a ser vendido para que lo utilicen como blanco.
Y dígame Sr. Presidente, ¿utilizan productos farmacéuticos, de limpieza o cosméticos en Moncloa?, sin duda que lo hacen. Pues quiero que esté muy tranquilo por su seguridad al emplearlos, ya que sepa que muchos de ellos habrán sido testados en animales, pero no una o dos veces, sino de forma continuada, no vaya a ser que la misma lejía que ayer se comprobó que le producía quemaduras internas a un beagle al obligarle a ingerirla hoy tenga efectos diferentes. Para que Vd., su familia y todos los españoles no alberguemos temores, hay miles de animales sometidos a los mismos experimentos todos los días con los mismos productos. Sus quemaduras, mutilaciones, intoxicaciones, deformaciones, traumatismos, hemorragias o cegueras inducidas, su sufrimiento prolongado y repetitivo y al final, su muerte prácticamente inevitable, nos garantizan a las personas que beber amoniaco, tragarse un tubo de dentífrico, echarse ácido en los ojos o despistes parecidos, es altamente nocivo. Y para mayor seguridad en España seguimos utilizando animales, que aparte de mantener el negocio de tráfico con los mismos una vez más y de asegurarse becas, subvenciones y publicaciones, no tenemos que echar mano de los bancos de datos existentes, de las simulaciones, de los modelos mecánicos, del cultivo de células y tejidos, del uso de placenta humana, etc. No vaya a ser Sr. Zapatero que digan por ahí que en España no somos una Nación puntera en investigación. Así que ya sabe, utilice tranquilo el champú, el aceite aflojatodo y las pastillas para el dolor de cabeza, que ayer, hoy y mañana, hay perros, gatos, conejos, monos, ratones y muchos más animalitos, dispuestos a sacrificarse por mantener el negocio de la experimentación.
De caza y de corridas de toros no hará falta que le cuente nada; supongo que de una y otras está informado de primera mano por el Sr. Bermejo, gran cazador y por el Sr. José Blanco, notable aficionado taurino, incluso por Su Majestad si me apura, que nuestro Monarca sabe y disfruta de ambas. Por no aburrirle yo que le hablen ellos de cómo se remata a un jabalí, lo que tarda en morir un venado, qué le ocurre a un perro de agarre cuando la presa le abre el vientre, del número de animales que huyen a tres patas después de dejarse una en un cepo, de la cifra de personas que cada año mueren por accidentes de caza, o de cómo se le "prepara" al toro antes de salir a la plaza, cuántos centímetros entra la pica en su cuerpo y cómo es el movimiento de "mete-saca", el proceso del ahogamiento del toro en su propia sangre cuando le atraviesan los pulmones, o cuando se le corta la oreja estando todavía vivo pero inmovilizado con la médula seccionada. Que ellos le pongan al día porque son costumbres y prácticas fundamentales en la cultura española, protegidas y subvencionadas por su Gobierno.
Y hablando de tradiciones, ya que apenas dispone de tiempo Sr. Zapatero, creo que debería ordenar que se trasladase un equipo de filmación con cámara oculta a localidades como Coria, Manganeses, Medinaceli, Benavente, Tordesillas, Galápagos, Tenerife y otras muchas. Digo oculta porque los afables participantes de las entretenidas actividades con animales que se celebran en todos estos lugares, si ven a su gente rodando puede que les rompan las cámaras y la cara también, como ya ha ocurrido en varias ocasiones. Pero pienso que es necesario que Vd. disponga de un documento gráfico de estas alegres muestras de folclore, así sabrá cómo se destina dinerito a través de los Ayuntamientos y Juntas para que un toro sea alanceado, se le corten los testículos, se le abrase, se le pegue un tiro después de arrastrarlo por las calles, dos gallos se peleen, una pava sea arrojada desde un campanario después de haberle roto un ala, o unos mozos se cuelguen del cuello de un ganso atado por las patas a una cuerda, entre otras muchas modalidades de diversión de los españoles que emplean animales y se transmiten a los niños como necesarias y educativas, que son "Patrimonio histórico – cultural", justo el término que se emplea en la Ley de Protección de Animales de muchas Comunidades que prohibe su maltrato o provocarles sufrimiento, pero para establecer como excepción las que entren en esa categoría, que entre tradición y dolor no hay duda, el segundo ha de estar al servicio de la primera.
¿Comen tortillas en La Moncloa?. Qué suculento ese plato tan típico y tan español, ¿verdad?. Con su patata, su cebolla y sus huevos, obtenidos de unas gallinas metidas a presión en una jaula, con el pico cortadito para que no se agredan trastornadas por el encierro, la falta de espacio y los ciclos naturales alterados, dedicadas toda su vida a poner huevos y que así podamos degustar y presumir de una receta tan nuestra. ¿Y qué me dice del foie-gras?, delicioso sin duda, y que bien que lo podamos adquirir sin problema en cualquier supermercado; no podía ser de otro modo con ese hígado de oca o de pato aumentado diez veces su tamaño normal, gracias a una depurada técnica de engorde hepático conseguida a base de introducir un tubo en el cuello del animal y suministrarle comida de un modo forzado. Todo sea por una gastronomía nacional con cinco estrellas.
Bueno Sr. Zapatero, que no quiero cansarle, así que ya me despido después de transmitirle estos consejos y consideraciones que espero que le sirvan de ayuda. Tengo que confesarle que me siento orgulloso de tener un Presidente que mantiene tan edificantes costumbres, negocios, tratamientos y actividades, que las apoya con dinero público y que deja la Ley tal y como está para que nada cambie. Tuvo un desliz en la Campaña de las Generales hablando de la creación de una Ley de Protección Animal, pero menos mal que ya recapacitó y la borró de su agenda de promesas.
Tal vez algún día llegue al Poder un Gobierno que prohiba causar sufrimiento a los animales, que castigue con dureza a los que cometan tales actos, que no permita su tortura y muerte como forma de diversión y los considere sujetos de derecho y no objetos. Quizás decida que maltratarlos no es signo de cultura ni una forma tolerable de entretenimiento. Muchas personas agradecerán tal valentía y toda la Sociedad habrá ganado en ese momento, pero no se preocupe Sr. Presidente, que vista su trayectoria Vd. no tendrá que soportar muestras de gratitud por este motivo. Siga gobernando para algunos hombres y que su embrutecimiento no le atormente; los animales no merecen su tiempo ni su atención, ya hace bastante dedicando parte de los presupuestos a su padecimiento.
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